Bueno queridas, ahora sí, con este artículo abro esta nueva sección en el blog, ¡tenía muchas ganas! Creo que es el momento oportuno por la situación que estamos viviendo, además de necesario. Y es que en medio de todo este lío necesitamos un poco de luz, sonreír y reír más, tener momentos de felicidad cada día, sin dejar de lado ni la responsabilidad ni la consciencia de la situación.
Cuando organicé la estructura de este sitio quería dejar un huequi para compartir esos momentos que proporcionan felicidad, satisfacción, situaciones cotidianas que dan gustito, que nos hacen sentir bien, y que no les damos el valor que se merecen. Probablemente porque se las ha catalogado de normales, de nada especiales.
Cuando empezó todo
Nos pasamos gran parte de nuestra vida buscando la estabilidad, con un trabajo que nos dé seguridad, comprando una casa 🏠 que nos dé cobijo o con una familia 👨👩👧👦 con la que compartir nuestro día a día. Queremos todo esto para alcanzar la felicidad, porque así nos lo han contado. ¡Ay queridas mías, que equivocadas estamos!
Una de las cosas que nos ha confirmado esta maldita pandemia es que no podemos dar nada por conseguido, finiquitado, alcanzado. Cuando ya lo tienes, cuando todo rula, la vida te da un bandazo y te rompe los esquemas. “¿Qué ha pasado? Ahora que lo tenía todo encarrilado, he de cambiar el chip, volver a empezar, maldito bicho de los coj…”. A mi esto me suena, y mucho, no lo del bicho pero sí el volver a empezar.
Y de repente, nos encierran
La “cuarentena” llegó de repente. Tuvimos que adaptarnos a otra forma de vivir: no ir a la oficina, convivir las 24 h. del día con las mismas personas, desempolvar los “Juegos Reunidos Geyper”, ver programas de televisión que nunca veíamos; y nos sentimos raros porque hacíamos cosas raras.
La mayoría empezamos a limpiar toda la casa al estilo Marie Kondo, de arriba abajo y de izquierda a derecha, en plan profundo, vamos. Nunca habíamos tenido la casa tan limpia y ordenada. La lejía se agotó en los supermercados y el encierro provocó cagaleras a diestro y siniestro, porque lo del papel higiénico 🧻 no tenía otra explicación.
Muchas personas se volcaron a ofrecer lo que tenían, ayudando a la gente mayor 👵🏻 que estaba sola (y que sigue estándolo) y a entretener gratuitamente a través de cualquier medio posible.
Luego pasamos a la cocina, a hacer esas recetas que guardábamos en el cajón de la mesa a la espera del momento idóneo, recetas raras, elaboradas, con ingredientes que no teníamos y que teníamos que ir a comprar en ese momento sí o sí.
Se utilizaron los balcones y las ventanas para agradecer con aplausos el sobre esfuerzo de los profesionales de la salud 👨🏻🏫 , nunca antes se había utilizado tanto este rincón de la casa y menos para estas cosas.
Se ha leído de todo 📚 y más de lo que acostumbrábamos, además algunas editoriales tuvieron el detalle de regalar libros digitales en sus plataformas. ¡Bravo!
Conocimos mejor a nuestros vecinos, al rarito que ya no lo es tanto, a la señora mayor del piso de abajo susceptible a cualquier ruidito, y al vecino de arriba que nunca se le oye y dudabas de que realmente existiera. Y resulta que ¡son un amor 💗 de personas y encantadores!
Lo que hemos aprendido
Y entre una cosa y otra, le dimos vueltas al coco, buscando la causa, el por qué de esta situación, en cómo acabaría todo esto.
Hay quien piensa que esta pandemia nos ha hecho mejores, que nos ha cambiado para bien, que ahora pensamos más en los demás que en nosotros mismos. Hay quien está deseando volver a lo que tenía, a seguir viendo la vida pasar, sin saber que, en realidad, esa vida no es totalmente suya.
Yo creo que si hemos cambiado es porque hemos querido cambiar, porque algo nos ha dicho que lo de antes no estaba del todo bien. Hemos descubierto que podemos (y sabemos) hacer cosas diferentes y que no se nos da del todo mal. Que somos capaces de afrontar situaciones rarunas, diferentes, buenas y malas.
Ahora sabemos que no estamos seguros, tengamos lo que tengamos y vivamos donde vivamos. Que ya no nos lo creemos todo, porque ya les hemos pillado en alguna mentirijilla que otra.
Y sobre todo, de lo que estamos segurísimos es que hay un principio y hay un final, y que lo de en medio, que es donde estamos ahora, hay que disfrutarlo, vivirlo, reírlo, bailarlo, despeinarlo. Que cada día es un regalo, que tenemos derecho a querernos y a que nos quieran, a tener nuestro momento de gloria, a volver a empezar o a continuar con más fuerza si cabe.
Que lo que llaman “nueva normalidad” debe ser la que tú elijas, no la que te impongan. Que volvamos a ser libres para elegir cómo vivir, para decidir donde y con quien estar, para poder viajar y ver el mundo, que es demasiado grande para una sola vida, que tenemos que ser solidarios y ayudar a los demás con pandemia y sin ella, pero que a nosotros también.
La felicidad la llevamos dentro
Y sí, por todo eso, y porque la vida son tres días y dos estamos durmiendo, debemos vivir el mayor número de momentos felices que podamos.
Estos días de encierro he echado de menos cosillas que antes no consideraba especiales. Los desayunos en la cafetería, las cervesitas con la amigui del alma, el picoteo en una terracita cuqui, los mimos en la pelu…
Seamos felices queridas, es condición humana necesaria. Nuestra maquinaria está programada para ello, no lo desaprovechemos.
El cuarteto de la felicidad
Por si no lo sabías, nosotros solitos somos capaces de fabricar nuestra propia felicidad ¿Cómo te quedas? Tan solo tenemos que darle al interruptor y voilá.
Pues sí, nuestro cerebro es estupendo y si queremos (importante, hay que querer), nos proporciona sustancias químicas (neurotransmisores) que nos hacen sentir felices. Y digo “si queremos” porque por sí solo va a ser que no, ¡actuemos!.
Dopamina
Nos genera placer por lo conseguido, eso es felicidad. Y si era inesperado, mayor será esa felicidad, porque mayor cantidad de dopamina liberaremos.
Así que dale al coco y plantéate nuevos proyectos, nuevas metas. Recompénsate por terminar ese trabajo o cumplir con lo planeado en la agenda. Fija objetivos a corto plazo y celebra los pequeños logros. No dejes de felicitarte por lo conseguido y avanza.
Endorfina
Es como Zeus, el dios de dioses, el rey de reyes, el capo de la mafia. Es nuestra propia morfina, se libera ante un gran dolor o estrés, ayudándonos a soportarlos. Sin ella no podríamos ver ni siquiera una peli de miedo. Robin Dunbar, profesor de psicología evolutiva de la Universidad de Oxford, afirma que el efecto de esta sustancia es crucial para la confianza y la amistad en nuestras relaciones sociales.
Por tanto, ríe más con las amiguis, canta, baila, y tómate alguna copilla de vez en cuando. Porque todo lo que ayude a la unión social, a trabajar en equipo, ya sea en la oficina o en el bar, potenciará que se genere en mayor cantidad esta sustancia, y eso es bien.
Oxitocina
A las que habéis parido, ¿no os recuerda esto al parto? Pues sí, nosotras generamos oxitocina a tuti plen mientras parimos. Además es la causante del fuerte vínculo entre mamá y bebé.
Pero no solo eso, que no es poco. Si la endorfina era el rey de reyes, la oxitocina es la puñetera ama del placer, y el placer es el puente a la felicidad. Liberamos grandes cantidades durante las relaciones sexuales y es la causante de que nos enamoremos.
Ama mucho, abraza a todo quisqui, regálate, regala y deja que te regalen, cuida a tus amigxs, confía en ellos.
Serotonina
Cuando la serotonina falta, nos puede llevar a la depresión o momentos de gran tristeza, desmotivación, falta de energía y pesimismo. Por lo tanto, es fundamental mantener unos niveles de serotonina altitos.
Duerme bien, toma el sol, ve a que te den un masaje de esos que te dejan ko, haz ejercicio frecuentemente, y recuerda tus momentos felices, con fotos, con vídeos, o mejor aún, con los amiguis. Cuantos más tengas mejor, por supuesto.
Sigamos creando más momentos felices

Yo quiero compartir mis momentos felices, porque tal vez ayude a que encontréis los vuestros. Porque me apetece, porque cuando me dé el bajón los leeré y tendré ganas de crear más (a producir serotonina). ¿Cuáles son tus momentos felices?.
Y de esto va esta sección del blog, de momentos felices. Porque pensemos… si todo lo que hemos estado haciendo durante esta cuarentena ha conseguido que nuestros días de confinamiento hayan sido mejores, ¿por qué vamos a dejar de hacerlos? Sigamos ayudando a los demás, a los que están solos y a los que no. Sigamos agradeciendo a los sanitarios su trabajo, que lo hacen todos los días desde siempre, pero también a los empleados del súper, barrenderos, taxistas, autobuseros, oficinistas, ingenieros, etc, etc,. Sigamos cocinando chupirecetas y sigamos haciendo ejercicio.
En busca de la Felicidad, la peli

Porque si hablamos de felicidad no podía dejar de recomendar esta peli. Si no la has visto ya estás tardando.
Se estrenó en el 2.006 y está basada en una historia real. Cómo un hombre, Chris Gardner (Will Smith) que se encuentra en la bancarrota por un negocio fracasado, con el abandono de su esposa, sin hogar, y con un hijo a su cargo (debut del hijo de Will Smith como actor), es capaz de sobrevivir.
En medio de todo ese caos, es capaz de crear sus momentos felices, por amor a su hijo. Lucha para demostrarle que si quieres puedes, y demuestra mucho coraje, sacrificio, esfuerzo y perseverancia. Sin duda, un best seller y un trabajo sobresaliente de Will Smith (que lo adoro).
Chris Gardner (Will Smith) en la película “En busca de la Felicidad” le dice a su hijo:
«Si tienes un sueño tienes que protegerlo, y las personas que no son capaces de hacer algo te dirán que tú tampoco puedes. Si quieres algo, ve a por ello y punto.»
Fuentes consultadas: Yo misma / El cuarteto de la felicidad por Bernardo Peña / BBC News Mundo